6 abr 2008

Amenazas

Cuando la ira te posea y, en el fulgor de la batalla, decidas amenazar a alguien, asegúrate de que puedes cumplir el ultimátum. No hay cosa más ridícula que escuchar cómo el engreído o la orgullosa de turno, que te tiene más miedo que otra cosa, te amenaza. Como esos que te dicen lo de ‘Cómo nos veamos en otro sitio…’ y luego te los cruzas y bajan la cabeza.

Un día, un señor que se creía muy poderoso me amenazó con no volver a encontrar trabajo en la provincia de Cádiz. Desde ese momento no he estado un solo día desempleada, he trabajado en tres empresas distintas y siempre he cambiado de trabajo aceptando una oferta mejor. Yo creo que lo que le pasaba es que no tenía capacidad para sostener unos buenos argumentos en la discusión y le pareció mejor opción meterme miedo en el cuerpo. Al principio me asustó, pero se tendría que haber asegurado de cumplir aquello que me dijo porque cada vez que se cruza conmigo yo puedo ponerme muy derecha y mirarlo a la cara.

Un ejemplo muy hortera (algo se me ha pegado del mundo del fútbol...), pero cercano y tan ridículo como esta gende de la que hablamos: Xerez C.D. vs Cádiz C.F. El Xerez marca el primer gol. Empata el Cádiz en el minuto 85 y Dani, autor del tanto manda callar a la grada. En el 93, el Xerez mete el segundo y se lleva los tres puntos. ¿Quién va a tener que estar calladito hasta el próximo derbi?

Existe también una chica, nunca fue amiga, pero perteneció a mi círculo más cercano. Ésa me dijo un día cabreada y respirando como un toro en celo: ‘Ya nos volveremos a ver en la vida’ Ja ja ja… ¡Pues como para no verla! Desde luego, si coincidimos en la misma ciudad yo a ella la veo seguro, o al menos una parte de sus 324 metros cúbicos de cuerpo, soberbia y mala leche. En realidad, este invierno ya nos cruzamos por el paseo marítimo y no se atrevió siquiera a saludarme. Pues eso, ridícula.

De mi familia y mis amigos he aprendido que ser fuerte de voluntad es poseer un gran valor; también que la humildad es necesaria virtud.

Un beso a todos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

escribirle algún comentario a la shikilla, joé...

Anónimo dijo...

Snif, Snif, yo no puedo.
Desde que me enteré de lo de Leti no he parado de llorar.

Anónimo dijo...

Te quiero mariposa