16 feb 2008

Desdramatizar

A mí, que de pequeña quería ser actriz, lo de desdramatizar me cuesta horrores. Además soy algo susceptible y sensible en exceso. Cuando quiero algo lucho hasta conseguirlo, cuando algo me importa me doy al 200%, soy perseverante, cabezota, no veo barreras sino pequeños obstáculos que no me paran en el camino y me ilusiono como una niña con casi cualquier proyecto que se me proponga. Cuando vives tan apasionadamente, las penas se sufren igual. Las desilusiones y las derrotas parecen terribles.

Sin embargo, como bien conoce y aplica la gente inteligente (vosotros sabéis quiénes sois), esta vida es mucho más agradable si desdramatizamos ciertos asuntos; o más bien casi todos los asuntos. Darle a cada cosa la importancia que tiene y que cada asunto que nos preocupa nos preocupe en la justa medida, son premisas fundamentales para poderse levantar uno cada día con la cabeza bien alta y con las ganas suficientes como para seguir comiéndose el mundo. En conclusión, saber relativizar los problemas es la base de nuestra felicidad.

Para poder relativizar y darle a cada cuestión su sitio, lo primero es tener bien claro que:
- Lo más importante es uno mismo. Que cada uno de nosotros somos únicos y originales y que nadie es ni mejor ni peor que tú, sólo distinto. Las personas que están contigo lo hacen porque les gustas así, sácale partido a tus peculiaridades. El que no quiera estar contigo está en todo su derecho, pero entonces a ti esa persona no te interesa, porque no valora aquello que te hace ser tú mismo.
- Como dijo un adelantado a su tiempo: "Sé con los demás como te gustaría que fueran contigo" y "Ama al prójimo como a ti mismo".

No hay nada que te vaya a hacer más feliz que quererte mucho y querer igual a los demás. Espero que no confundáis el asunto con nada religioso: bien saben los que me conocen que la última vez que entré en una Iglesia llevaba zapatitos blancos... Además, la autoridad no va conmigo y menos la que impone su moral (pero ya hablaremos de esto más adelante).

En fin, desdramatiza, quiérete, disfruta de las cosas buenas que te da la vida, quiere a tu gente, sé solidario, generoso y disfruta del momento sin pensar en lo que 'podrías estar haciendo'. Si quieres, puedes.

Besos miles.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Desde luego, lo de dramatizar es verdad que se te da bien pero, ¡cuánto nos aburriríamos sin tus historias!
También es verdad que es fácil pedir a los demás que relativicen sus problemas cuando nosotros no estamos viviendo lo mismo. Todos tenemos derecho a un tiempo de duelo para procesar nuestro malestar y eso también es bueno.
Me alegro que seas un poco más optimista. Estoy contigo
Un beso mariposa

Anónimo dijo...

Ahí está. Esa es la clave. Me parece magnífico que te entregues a tope en todo lo que hagas, pero teniendo claro que si por lo que sea no consigues algo, no te hundas por ello. Ya llegarán tiempos mejores. Lo importante es seguir intentándolo sin fustigarte. Y sobre todo, insisto, no perdiendo de vista nunca lo que de verdad es importante, que casi nunca tiene que ver con el trabajo o con esas comodidades de las que hablabas en el post anterior, como un coche guay, un jersey chulo o la celulitis.
Suena a tópico, pero la lista se reduce a: Salud, familia, amigos y dinerito pa vivir lo menos mal posible. A partir de ahí todo lo demás es relativo, hasta el amor, que va por rachas. Yo soy bastante hipocondriaco y me acojono con un estornudo. De familia voy de puta madre, de amigos también y últimamente mejor que nunca. Ella y probablemente tú sabeis a quien me refiero. Y de pasta, pues eso, lo justo pa vivir con cierta normalidad. A partir de ahí todo lo demás me la sopla. Paso millas, como diría mi amiga.
Ea, ya no me enrollo más.
Besos relativizados y desdramatizados para todos.

Anónimo dijo...

Comparto contigo tus impresiones y miedos y considero que cada uno debe aprender a valorarse primero para saber recibir el amor de los demás. Desdramatizar es necesario para sobrevivir, darle a cada cosa la importancia que tiene, a pesar de lo difícil que puede resultar. Una cosa es cierta, todo es más sencillo si te rodeas de gente que te quiere bien y que se preocupa por ti. Si tienes algo de esto en tu vida, eres afortunado. La vida moderna es un caos, pero depende de nosotros encontrarle significado para saber difrutar de los momentos gratificantes del día a día y desechar los malas. No debemos cerrarnos en banda y sí esperar de cada día lo mejor. A mí me cuesta pero sigo intentándolo. Escuchar a los demás es una buena terapia para aprender de uno mismo y dejarse sorprender por los que te quieren es aún mejor. Cuando menos te lo esperas tu vida cambia, conoces a alguien que trastoca tu vida y entonces comprendes por qué estamos aquí y que el mundo tiene muchas cosas bonitas que merecen la pena. Una buena conversación, una carcajada, una sonrisa, una mirada, una caricia, un beso, un pensamiento. Cosas que de verdad merecen la pena y que te hacen levantar la cabeza y seguir. Besos mil.

Cristina de la Torre dijo...

Estoy un poco emocionada...